autoexigencia y autoestima

Ejercicios para mejorar la autoestima

Los ejercicios que te explico a continuación pueden ayudarte a fortalecer la autoestima, pero más que un fin en sí mismos, son un medio para empezar a mejorar tu autoestima.

1.- Rebaja la ansiedad y el estrés

Enraízate en tu realidad presente y conéctate a la tierra que te sostiene

Haz este ejercicio de pie, en un lugar confortable y tranquilo, y si puedes sin zapatos y sin calcetines para sentir mejor el contacto de tus pies con el suelo.

  • Pon tus piernas en paralelo, con una distancia entre ambas que sea más o menos igual a la de tus hombros. Flexiona ligeramente las rodillas para que las piernas estén más flexibles y no rígidas.
  • Toma unos instantes para percibir el contacto de la planta de los pies con el suelo y con la tierra tomando conciencia de cada parte del pie en contacto con la superficie del suelo. Deja que tu respiración se suelte y ve soltando cualquier esfuerzo que sientas que está haciendo tu cuerpo para sostenerte que no el de tus pies y tus piernas. Puede que notes que estés haciendo algún tipo de esfuerzo en tus hombros, en tu estómago, en tu pelvis, en la zona lumbar,…Si es así, suéltalo con la ayuda de cada espiración. Deja que el peso de la gravedad recaiga lo más posibles sobre la planta de tus pies y que sea el suelo, la tierra la que te sostiene.
  • Asegúrate que tus rodillas, aun estando ligeramente flexionadas, tampoco están cargando el peso del cuerpo. 
  • Cuando te sientas totalmente apoyado en tus pies y tus piernas, déjate enraizarte en la tierra. Es como dejar que crezcan raíces de tus pies y se adentren en la tierra, fundiéndose con la tierra y la fuerza que habita bajo tus pies. Puedes apoyarte de alguna imagen que te ayude a conectar, pero intenta dejarte sentir las sensaciones físicas de tu cuerpo para que sea lo más real posible. 
  • Explora poder abandonarte a esta sensación de estar enraizado y dejar de luchar por sostenerte a ti mismo en contra del peso de la gravedad. Deja que te sostenga el suelo que tienes debajo, la tierra que hay bajo tus pies.
  • Empieza a apreciar esta maravillosa sensación de estar enraizado y conectado a nuestro planeta, la Tierra, el lugar en el que habitamos y del que dependemos completamente. Todos dependemos de él y necesitamos cuidarlo. Agradece con algún gesto que te salga de forma natural, la abundancia de vida que te da cada día, con el aire que respiras, el agua que bebes, el alimento que tomas, y toda la biodiversidad que habita en él. 
  • Cuando sea suficiente, puedes ir saliendo poco a poco de esta experiencia y del ejercicio, tomando conciencia de tu respiración, abriendo los ojos si los tienes cerrado, y empezando a mover poco a poco las diferentes partes de tu cuerpo. 

Puedes hacer este ejercicio, cada vez que necesites bajar el exceso de estimulación, la agitación mental, o cualquier estado de ansiedad o estrés. 

2.- Escucha tu cuerpo, tu respiración y tu corazón

Toma conciencia

Haz este ejercicio tumbado preferentemente, elige una superficie cómoda para que tu espalda y tu cabeza estén confortables al estar tumbado. Coloca las piernas en paralelo, con los pies apoyados en el suelo, y con una separación más o menos igual que la anchura de tus hombros. Si necesitas colocar un cojín para apoyar tu cabeza hazlo si te sientes más cómodo.

  • Toma un tiempo para asegurarte de que tu cuerpo esté en una posición cómoda y haz los ajustes que necesites antes de seguir el ejercicio.
  • Seguidamente, toma conciencia de tu respiración, observa cómo es, y trata de ir encontrando el ritmo que ahora necesita tu cuerpo. Quizás necesitas soltarla y dejar ir algún suspiro, o simplemente bajar el ritmo, o puede que prolongar más la inspiración para tomar más aire. Toma conciencia de qué necesitas ahora para que tu respiración te acompañe lo mejor posible.
  • Pon tu atención ahora en la tu espalda, tu cabeza y tus pies, y observa si estás haciendo algún esfuerzo por abandonarse completamente al peso de la gravedad de tu cuerpo. Si es así, deja de hacer ese esfuerzo ayudándote de la espiración. Puedes dejar ir el aire por la boca cada vez que sueltas ese esfuerzo. Deja que sea el suelo el que te sostenga y abandónate a la sensación de ser acogido por la tierra.
  • Ahora pon tu atención en la zona de tu pecho, y ayúdate de tu mano o de ambas manos y llévalas a donde está tu corazón. Siente tu respiración, como es ahora, y cómo se mueve tu pecho con cada inspiración y expiración. 
  • Trata de sentir los latidos de tu corazón, pero si no los sientes no pasa nada, con tus manos ya estás acercándote a tu corazón con el contacto de la temperatura de tus manos. Asegúrate de que tienen una buena temperatura para dar calor a esa zona, y que no estén frías. 
  • Siente ahora cómo está tu corazón, y hazte la pregunta de si está abierto o cerrado al amor. Deja que él conteste y que no sea tu mente la que responda. Si no te viene una respuesta clara en el momento, simplemente deja que pregunta a tu corazón para que la respuesta venga cuando la pueda dar tu corazón y tú la puedas recibir.

Si la respuesta que te viene es que está cerrado, trata de ver desde cuando y porqué se cerró. Puede ser que haya habido alguna experiencia amorosa dolorosa que hizo que te sintieras dolido y se cerrara para protegerse. Si es así, simplemente acepta que fue así y que cerrarse fue la mejor solución que encontraste en ese momento. Pero intenta con tus manos acoger parte de ese dolor o de esa herida. Trate de poner tus manos de una forma que acojan y abracen ese dolor, y empieces a aliviarlo con tus propias manos. Si no puedes, intenta traer alguna persona con la que te sentirías con la confianza y seguridad de que te abrazara y acogiera esa herida. Y si no encuentras esa persona, visualízala como te gustaría que fuera esa persona.

Puede ser que te surja alguna emoción y sientas ganas de llorar, si te sientes que puedes tolerar ese sentimiento deja que salga, es la señal de que necesitas expresar ese dolor, por eso se ha cerrado tu corazón, porque ese dolor hace que tu corazón permanezca cerrado por miedo a que vuelva a suceder algo parecido. 

Si ves que es demasiado intenso y te da miedo, puedes salir del ejercicio volviendo al lugar en el que te encuentras, tomando conciencia de tu respiración y de tu cuerpo. Si te ocurre esto, es probable que necesites ayuda de una psicoterapia, porque el dolor es demasiado grande para que tu lo dejes salir solo.

Si has podido liberar algo de dolor de tu corazón herido, siente si te ha aliviado, y puede ser el comienzo de la apertura de un pequeño camino para que salga poco a poco. Puedes quedarte unos instantes con la sensación placentera y poco a poco puedes ir saliendo, tomando conciencia del cuerpo, de la respiración, abrir lentamente los ojos y volver al lugar en el que te encuentras.

Atender tus heridas amorosas para que el dolor se vaya iendo te hará sentirte mejor porque tu corazón se irá abriendo y aunque no sea una tarea fácil para algunas personas, es lo mejor que puedes hacer para mejorar tu autoestima, porque es querer que tu corazón esté lo más disponible y abierto para dar y recibir amor.

Ejercicios par mejorar la autoestima

3.- Conecta con tu fuerza interna

Pon un límite a aquello que no quieres que te dañe

Haz este ejercicio de pie y en un lugar donde sientas que hay suficiente espacio a tu alrededor para extender bien tus brazos en todas las direcciones.

  • Coloca tus piernas en paralelo, la separadas más o menos como la anchura de tus hombros, y flexiona ligeramente las rodillas. Toma un tiempo para dejarte apoyar completamente sobre tus pies y tus piernas, enraizándote lo más posible sobre el suelo. Puedes ayudarte para esto de las pautas del ejercicio 1.
  • Cuando te sientas bien enraizado, trata de ver qué cosas o personas hay en tu vida a las que necesitas poner un límite porque, de algún modo u otro, te invaden continuamente y te hacen daño. Puede ser que para ti sea difícil decir que no a lo que se te pide o crees que se espera de ti. 
  • Intenta ahora extender tus brazos hacia delante con tus manos en posición de parar algo que te puede venir de fuera, con tus manos bien abiertas. Toma conciencia de esta posición, sintiendo que tus límites están ahora donde acaban tus manos. Ahora, empieza a abarcar con tus brazos y tus manos todo el espacio que tienes alrededor, y háztelo tuyo, aprópiate de ese espacio para que nada entre en ese espacio que estás delimitando poco a poco. Haz todos los movimientos que te apetezca y en cualquier dirección que quieras. Trata de sentirlo primero con tus manos para luego imaginarlo como si construyeras una burbuja que tiene los límites que tus manos están abarcando.
  • Descansa cuando lo necesites, y toma conciencia de todo este espacio alrededor tuyo que has explorado con tu cuerpo para que pueda ser un espacio que solo tú decides quién y cuando entra. Es tu espacio vital, que te protege de uno más interno, tu intimidad. Si empiezas a fortalecer este espacio vital vas a poder sentirte más dueño de ese espacio de intimidad que continuamente se ve invadido porque no puedes protegerlo previamente por la fragilidad de este espacio vital. 

Puedes ir saliendo poco a poco del ejercicio, tomando conciencia de este espacio vital y de cómo puedes ir fortaleciéndolo. Déjate notar cómo te sientes después de hacer el ejercicio, siente como estás sobre tus pies, si ha cambiado algo tu sensación de vitalidad, y empieza a moverte lentamente tomando conciencia del lugar en el que te encuentras. 

4.- Conecta con la fuerza que te hace sentir bien

Afírmate en aquello en lo que quieres afianzarte

Si el ejercicio anterior es para contactar con la fuerza interna que nos ayuda a poner un límite a aquello que nos invade y poder contactar con el No, este ejercicio es para que puedas contactar con la fuerza que te afirma, con la que necesitas sentir para el Si, para aquello que quieres para ti y para sentirte bien contigo mismo.

Haz este ejercicio en la misma posición del ejercicio anterior, el ejercicio 3. 

  • Cuando te sientas bien enraizado, trata de ver qué cosas hay en tu vida a las que quieres decir que SÍ, pero no te lo permites, crees que no te lo mereces, o piensas que los demás no te lo van a permitir. 
  • Una vez que lo tienes, ponle una palabra o una frase después del Si, y trata de cerrar las manos apretándolas en forma de puños. Entonces, di la frase que has encontrado, aprietas los puños y agitas los brazos y los puños al mismo tiempo que dices tu frase. Puede ser por ejemplo “¡¡Si, Si quiero expresar lo que siento¡¡” o cualquier otra frase en la que quieres afianzarte, afirmarte. Presta también atención a tu voz, para que pueda salir con libertad y acompañe a los movimientos de afirmación y fuerza.
  • Explora el ejercicio, y siente si te ayuda a sentirte con más confianza y seguridad en ti mismo. Pero si sientes que te remueve algo difícil y no te sientes bien, puedes dejar de intentarlo y volver al lugar donde te encuentras, sintiendo tu respiración y tu cuerpo. En este caso, puedes mirar si necesitas ayuda profesional de alguien que te facilite ese camino de autoafirmación y confianza en ti mismo.

Estos ejercicios pueden ayudarte a mejorar tu autoestima porque aunque no sean la solución a tu dificultad en quererte a ti mismo, pueden iniciar una toma de contacto contigo mismo, con tu cuerpo y tus sentimientos, de forma que puedas empezar a ser más consciente de aquello que necesitas permitirte sentir y expresar. Después puede seguir este trabajo contigo como tu consideres más conveniente.   

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