psicologo en sevilla

Una historia de la Psicoterapia en Sevilla

Cada ciudad tiene historias para contar en infinidad de campos y profesiones, y en Sevilla hay una historia que se puede contar de uno de los fundadores de un tipo de psicoterapia que incluye al cuerpo en el tratamiento psicológico, es Alexander Lowen, y el tipo de psicoterapia es el Análisis Bioenergético.

Sucedió en septiembre del año 1988, hace algo más de 32 años. En aquel año, Lowen visitó Sevilla e hizo un taller con personas que se estaban formando en el primer grupo de formación de Análisis Bioenergético en Andalucía y de otros grupos de formación de diferentes lugares, Madrid, Barcelona, País Vasco, etc. Tuve la ocasión de participar en aquel taller y estaba ya en mi cuarto año de formación en Análisis Bioenergético.


Alexander Lowen, Correo de Andalucía 30 Sept-1988

El ESTRÉS COMO UN FENÓMENO CUERPO-MENTE

En su recorrido por Sevilla, Lowen dio una conferencia en el Colegio de Médicos de Sevilla, “El estrés visto como fenómeno cuerpo-mente”. Aportó la visión de tratar de comprender el estrés como un fenómeno que afecta de igual modo a la mente y al cuerpo. Lowen aprendió de Wilhem Reich, que fué quien observó que los problemas psicológicos se reflejaban en el cuerpo, y era posible observar en el cuerpo lo que había ocurrido en la historia de la persona. Reich habló de la formación del carácter, como una estructura somato-psíquica que era la expresión de una forma de respuesta adaptativa a los conflictos más importantes durante el desarrollo infantil. Lowen continuó desarrollando estos conceptos, pero creó su propia escuela creando el Instituto Internacional de Análisis Bioenergético. 

Efectivamente, el cuerpo expresa nuestra historia, porque cuerpo es algo “vivo” que expresa mediante el lenguaje no verbal aquello que sentimos. Cuando estamos conectados alegres, contentos, felices, eso se traduce en una actitud abierta, en espontaneidad y en vitalidad. Eso se refleja en el cuerpo, en la cara, en la mirada, en la voz, en la apertura del pecho, en movimientos fluidos y espontáneos. Pero si pasamos por momentos difíciles como sufrir una pérdida importante, una ruptura amorosa, un proceso de enfermedad, es probable que necesitemos recogimiento, intimidad y se refleje en nuestro rostro una caída en la expresión de la cara, una mirada triste, y el cuerpo en su totalidad refleje esa aflicción. 

Esto ocurre así en situaciones concretas de nuestras experiencias cotidianas, el problema es cuando hemos vivido experiencias difíciles en el desarrollo infantil que nos han superado o no hemos podido hacerles frente de manera satisfactoria, entonces esas actitudes corporales se quedan fijadas y estructuras tanto el cuerpo como en la mente, formando un tipo de carácter determinado, que es un intento de respuesta que en cierta forma bloquea y dificulta un desarrollo adaptativo a las necesidades que se van presentando. Un ejemplo de todo esto, puede ser el carácter oral, que ante una situación infantil de importante privación de contacto físico y afectivo, desarrolla un carácter que puede ser de falsa autosuficiencia para no pedir lo que necesita y evitar la frustración de sentirse abandonado, o de relaciones de mucha dependencia a las que se aferra para no sentirse abandonado. El cuerpo tiende a expresar delgadez, pecho hundido, brazos alargados y caídos, poco contacto de los pies con el suelo, y en general poca vitalidad en su cuerpo. En el cuerpo se expresa su experiencia vital del desarrollo.

Si traducimos el tema de la charla de Lowen del estrés como un fenómeno de cuerpo-mente en este ejemplo del carácter oral, podríamos decir que el estrés que sufre un niño o niña en una experiencia de fuerte privación afectiva, vemos que va a manifestarse en una lucha, inconsciente, por no ser abandonado de nuevo, ante el temor de derrumbarse y deprimirse, de no tener una base que le sostenga, como fue su experiencia con su madre o cuidador principal. Su cuerpo lucha sosteniéndose arriba, en la parte de toda la zona oral, excitando mucho toda esa zona, por ejemplo, hablando mucho para no sentir, fumando, comiendo o bebiendo mucho. Tiene que sustituir la estimulación y la satisfacción de no haber sido nutrido y amamantado de forma satisfactoria en la etapa de dependencia oral por la estimulación que da fumar, beber o comer.

El CUERPO EN LA PSICOTERAPIA

Lowen tuvo el propósito de sembrar una semilla como ésta, la visión del cuerpo y la mente como una unidad psicosomática, para que podamos mirar y comprender a la persona de un modo más global. Esta visión es la que él enseñó a lo largo de toda su vida para que la psicología en general, y la psicoterapia en particular, pudieran dar un espacio al cuerpo. En realidad, desde la comprensión que tiene el Análisis Bioenergético de cómo tratar los problemas psicológicos, ambos aspectos, mente y cuerpo, no pueden separarse, están intrínsecamente unidos porque uno de sus postulados afirma que lo que afecta a la mente tiene un impacto en el cuerpo y viceversa. Cuerpo y mente forman una unidad, pero cada parte tienen su propio lenguaje, la mente, el lenguaje simbólico, el cuerpo, el lenguaje no verbal. 

LA IMPORTANCIA DE LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES

Relacionado con este aspecto, el Análisis Bioenergético considera que las emociones que no han tenido una salida apropiada y sana, afectan no solo a la mente sino también en al cuerpo. Se genera una tensión emocional, que puede manifestarse en bloqueos o tensiones musculares que “inhiben”, inconscientemente claro, la expresión de esa emoción. Es saludable expresar nuestros sentimientos y emociones porque comunican a los demás algo relevante, que es cómo nos sentimos en cada momento, y es un mensaje que hace saber al otro la disposición que tenemos para un determinado tipo de contacto y no otro. Si estamos contentos es natural expresar alegría, reírnos más y movernos con más espontaneidad. Si estamos tristes o apenados por algo, puede que necesitemos llorar y buscar un apoyo afectivo, o a veces retirarnos y estar con pocos estímulos para atravesar ese momento de pérdida, decepción o desilusión.

¿QUÉ OCURRE CUANDO NO EXPRESAMOS LO QUE SENTIMOS?

Cuando se han cerrado las vías de expresión que tenemos para expresar nuestros sentimientos, se genera una tensión interna, que cuando se prolonga se puede hacer crónica y provoca desequilibrios que se manifiestan en enfermedades físicas y psicológicas, insatisfacción y dificultades importantes en las relaciones. 

¿Pero es necesario expresar siempre lo que sentimos?. Claro que no, a veces es necesario esperar y valorar cuándo es el momento y el lugar adecuado. Puede ser que incluso no sea posible expresar aquello que sentimos a la persona o personas que nos gustaría que lo supieran, pero quizás solo sea posible compartirlo con alguien de confianza, que nos pueda escuchar, o puede que simplemente necesitemos ser conscientes de eso que sentimos y nos hubiera gustado expresar. El hecho de ser consciente nos ayuda a que eso no se quede ahí bloqueado. A veces, puede ser suficiente con que aceptemos, validemos y legitimemos un sentimiento o emoción que sentimos que es importante. 

De hecho, la contención, es decir, la capacidad de sostener dentro de uno mismo un determinado sentimiento o emoción y poder encontrar la manera de darle cauce, es una capacidad de madurez y de ser adulto, que se va adquiriendo con el tiempo, porque cuando somos niños no tenemos esa capacidad hasta que vamos creciendo y llegamos a cierta edad.

LA TERAPIA COMO UN LUGAR PARA RECUPERAR NUESTRAS EMOCIONES

Llevo trabajando como psicólogo en Sevilla más de treinta años, y sigo aprendiendo todavía de este mundo tan amplio y complejo como la psicología, y más en concreto, la psicoterapia cuerpo-mente. Mi trabajo en la terapia está encaminado a recuperar aquellas emociones o sentimientos que han quedado “secuestradas” “anestesiadas” o “atrapadas” para que puedan ser legitimadas, validadas e integradas en la conciencia. Será necesario dejar ir, soltar, aquellas emociones negativas que nos dañaron y nos siguen dañando todavía para que nos sintamos liberados y aliviados, pero necesitaremos guardar como tesoros aquellas experiencias o relaciones en las que nos sentimos entendidos, escuchados y queridos, y poder querernos más a nosotros mismos porque en definitiva, pasara lo que pasara, hicimos lo que mejor pudimos hacer para seguir adelante y estar donde estamos ahora.